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Pescando el sol
Vientiane sí que tiene algunos de los templos más hermosos del país, como la estupa That Luang, que
brillaba como si fuera de oro con la luz del amanecer.
brillaba como si fuera de oro con la luz del amanecer.
Fue construída en 1.566, pero arrasada en varios conflictos militares.
Su reconstrucción es de principios del S. XX por los franceses.
Se dice que tiene un pelo de Buda, lo que no sé es si eso es importante porque precisamente los monjes
budistas llevan la cabeza rapada.
Luego caminamos a otra cueva, de 7 kilómetros de largo, que se recorre flotando en neumático de
tractor, pero no en toda su longitud, sólo unos 500 metros, 1 km entre la ida y la vuelta, que son
suficientes, sobre todo para los claustrofóbicos, porque aunque te dan linterna, la cueva es pequeña y
la oscuridad y silencio absolutos, excepto las gotas de agua que caen del techo.
Niños jugando
En época de lluvias no se puede recorrer porque toda la cueva está inundada.
Comimos a la salida, y luego hicimos un trekking de casi 2 horas en el peor momento del día, cuando el
sol apretaba más.
Por suerte, luego teníamos 4 horas de kayak río abajo hasta Vang Vieng, que fueron una absoluta
delicia.
El río llevaba poca agua y en algunas zonas había que buscar los pasos para no quedarse atascado en
las rocas, mientras la vida cotidiana de la gente en el río pasaba lentamente ante nuestros ojos.


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