viernes, 14 de marzo de 2008

EL TREKKING MONASTICO EN SIKKIM

ANCIANA LLEVANDO UN CESTO
CULTIVOS EN TERRAZA

EL KANCHENJUNGA DESDE YUKSOM


CASCADA EN EL CAMINO A TASHIDING



FAMILIA EN EL CAMINO A YUKSOM
Comienzo de la segunda etapa con Yuksom al fondo
La anécdota de este encuentro fue que le comenté al conductor que había visto el día anterior en Pelling a un loco con una guitarra colocada transversalmente como equipaje en una moto, que doblaba el ancho de la misma y la hacía muy peligrosa para circular por las estrechas carreteras de Sikkim.

Después de decirlo, me miró y dijo:
"¡era yo!",
lo que provocó en mi un gesto de
"tierra trágame",
pero cuando dijo
"y un poco loco sí estoy",
nos reímos todos.

Me levanté al amanecer y el Kanchenjunga asomaba por entre los picos todavía en sombra, con la nieve refulgente, y estuve un rato en el jardín imaginándome en su cima, mirando en esa dirección y a lo mejor pensando en el rico desayuno que tomaría si estuviera en el refugio.

Familia en el camino a Yuksom
A tan temprana hora, 6 am, ya estaba toda la familia del albergue en pie, y 2 niños se dedicaban a limpiar el arroz lanzándolo al aire en una criba.

Volvimos al lago antes de comenzar la segunda etapa del trekking, y fue una mala decisión, ya que el camino del trekking monástico desde el albergue estaba bien señalizado, y en cambio desde el lago tenía bifurcaciones sin marcas.

Nos equivocamos en un cruce y el resultado fue más de una hora de camino innecesario y peligroso de subida y bajada hasta que nos encontramos a un señor en sentido contrario que nos indicó con gestos claros que ibamos al revés.

Uno de los puentes que cruzamos camino a Yuksom
Montse y yo habíamos dejado atrás a las israelies, que se ahorraron parte del camino equivocado, pero no sé si por enfado o miedo a perderse de nuevo, decidieron no continuar, por lo que nos quedamos sólos Montse y yo camino de Yuksom.

Seguimos subiendo y bajando colinas, cruzando ríos, cascadas y puentes por una naturaleza casi virgen, con pocas viviendas y carreteras a duras penas asfaltadas y con muy poco tráfico.

La temperatura era muy agradable y las mariposas revoloteaban a nuestro alrededor.

Las colinas habían sido modificadas por la mano del hombre para hacer cultivos en terrazas que permitieran aprovechar el terreno al máximo.

El Kanchenjunga desde Yuksom
En la última parte de la etapa decidimos tomar un atajo por la montaña para ahorrarnos algún kilómetro, pero se me acabó la gasolina en el empinado camino.

Le dije a Montse que continuara sola sé la remora que significa que alguien que no va fino y tenga que pararse continuamente rompa el ritmo a los que van caminando bien.

Montse venía de hacer el Annapurna en Nepal y por lo tanto estaba en mucha mejor forma que yo, así que nos despedimos hasta Yuksom, a donde llegué con una hora de retraso.

Cascada en el camino a Tashiding
Nos alojamos por 1€ en el dormitorio de ocho camas de un albergue, pero como estábamos sólos, era casi un hotel de cinco estrellas (bueno, contando las del cielo), y bajamos a tomarnos una buena cerveza a una terraza donde todavía daba el sol.

Estaba llena de gente a punto de comenzar o que acababa de terminar el otro trekking más famoso de Sikkim, el que va a la base del Khang-chen-Dzonga, en nepalí, o Kanchenjunga en occidental, a 4.000 metros de altitud (Yuksom está a 1.700).

Cuando encuentro a un gallego en lugares remotos siempre me acuerdo de la canción
"hay un gallego en la luna" de Os Resentidos,
porque, exagerando un poco, seguro que hasta Neil Armstrong tenía raíces gallegas.

Yuksom no podía ser menos, y allí estaba una señora de Marín, Pontevedra, de casi 60 años y experta en el Camino de Santiago, acompañando a su hijo, que trabajaba en la embajada de España en Delhi y estaba de vacaciones.

Cultivos en terraza
Habían terminado el trekking y la señora estaba exhausta pero feliz porque pensaba que no iba a poder acabarlo, mientras que su hijo echaba pestes de su trabajo en Delhi, o más bien de la ciudad de Delhi.

Como norma no me acerco a las embajadas españolas por el mundo adelante, y espero no tener que hacerlo nunca, ya que sería señal de que he tenido algún problema grave.

Anciana llevando un cesto
Salvo honrosas excepciones, casi todos los funcionarios españoles que trabajan en embajadas del tercer mundo consideran su destino como un castigo poco menos que divino y descargan sus frustraciones en los compatriotas que tienen la suerte de estar allí sólo de vacaciones o por viaje de negocios, pero que van a retornar pronto a la Madre Patria, como bien sabemos todos
"el país donde mejor se vive del mundo mundial".

He conocido gente que ha tenido graves problemas y han sido ignorados completamente por los que se supone son sus representantes en el extranjero, pero, eso sí, si el problema es suficientemente grave como para que aparezcan los medios de comunicación, entonces el cónsul o el embajador están siempre ahí para la foto.

El caso más reciente que recuerdo es el de la gallega que en su luna de miel fue detenida en 2006 en el aeropuerto de Cancún por llevar material explosivo en la maleta, algo que todo el mundo sabe que cualquier pareja en luna de miel lleva para mantener una relación "explosiva".

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