sábado, 15 de marzo de 2008

ISLAS GILI EN BALI INDONESIA

LOS NIÑOS CON SU TENDERETE
EL NIÑO CON LA BARCA INUNDADA

RNTRADA AL PARQUE NACIONAL DE KOMODO


VISTAS DE KOMODO



INSECTO PALO EN KOMODO




EL PRIMER LAGARTO DE KOMODO





UNO DE LOS MARINEROS
El Mona Lisa es un barco de pesca parecido a los miles de barcos gallegos que salen cada día a faenar y se llaman Virgen del Carmen o similar, pero en Indonesia en vez de sardinas llevan turistas.

Tiene unos 16 metros de eslora y 3/4 de manga.

Por suerte sólo íbamos 9 pasajeros, la mitad del aforo total, más 5 de tripulación y el guía.
Con aforo completo, el camarote de los hermanos Marx sería mucho más confortable que el Mona Lisa.
Al menos estaba recién pintado y limpio, aunque no veía lugar para sentarse por ningún lado y menos para dormir.

Subí al barco esperando que nuestro dormitorio no fuera la bodega que se dejaba ver por un tronera abierta, y en 5 minutos, antes de que nos pudiéramos arrepentir, estábamos navegando.

El de la agencia movía su mano despidiéndonos desde el muelle y deseándonos buena suerte; la ibamos a necesitar.
El guía, que era un indonesio imberbe que no había abierto la boca en todo el viaje del bus mientras ojeaba un diccionario de inglés-indoneso, intentaba explicarnos en su precario inglés como iban a ser los próximos 4 días.
En realidad ni él mismo lo sabía, porque era su primer tour.

Tenía 24 años y trabajaba en un hotel de Senggigi haciendo prácticas de turismo por las que no le pagaban, así que estaba encantado porque por ese tour le iban a pagar 20€.

Fue lo mejor del tour, ya que se esforzó al máximo para superar las incomodidades, era un gran cocinero que hizo maravillas con la única sartén que tenía y los noodles y arroz diarios.

También sufrió el abandono del capitán en el viaje de vuelta.
Pero vayamos día a día, que la historia da para mucho.

Cuando pregunté dónde estaban los chalecos salvavidas me señalaron la bodega y enseguida supe que era mentira.

Un vistazo al puente me dejó claro que la única radio era la del radiocassete que llevaban, y los instrumentos de navegación se reducían a 2, los ojos del capitán, ni radar ni gps, ni siquiera brújula.

Pregunté dónde dormíamos y me dijeron que teníamos dos opciones ya que eramos pocos, dormir en cubierta o dormir en el "ático", que era un tejadillo de madera de 1 metro de altura protegido con lonas de plástico colocado encima del puente.
Al menos la colchoneta en que íbamos a dormir parecía confortable e impermeable, e incluso podría flotar en caso de emergencia.

La usábamos también para sentarnos, ya que en todo el barco no había ni una silla ni un banco, hasta el retrete era un simple agujero.

Por supuesto, en los días siguientes no tendríamos ducha de agua dulce, pero sí las que quisieramos de agua salada .
El primer día navegamos poco porque habíamos salido de Lombok tarde, y fuimos hasta una islita, Gili Bedil, ya en la costa de Sumbawa.

Allí cenamos rodeados de barcos con potentes luces que iban a la pesca del calamar.

Navegaríamos durante 4 días hacia el este, así que los amaneceres los veríamos desde proa y los atardeceres desde popa, bastante incómodos de ver porque el único lugar con visibilidad era el ático.

Después de la cena los ingleses se pusieron a jugar a las cartas, y yo me subí al ático a dormir.

La primera noche se portaron bastante bien, y a las 6 a.m. yo ya estaba en pie para disfrutar de un amanecer glorioso, como todos los que viví en el Mona Lisa.

Nos detuvimos en la isla Koyo para bucear; el lugar era curioso, porque un río de agua fresca desembocaba en la playa, y el agua estaba a 2 temperaturas muy diferentes, fresca en la superficie y más cálida debajo, y además había zonas donde el agua estaba "borrosa" porque no se mezclaban.

Me había pasado buceando cenotes en Yucatán, y puede ser angustioso, porque te parece que te estás quedando ciego.





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