sábado, 15 de marzo de 2008

VOLCANES Y HOMBRES

EN LA CUMBRE
SUMBAWA AL AMANECER

FLORES EN EL RINJANI


CAMINO DEL CAMPAMENTO BASE



LA LUNA LLENA DESCENDIENDO




EL LAGO AL AMANECER
El lago al amanecer
Ellos dormían en sacos, pero no de dormir, sino sacos de arroz cosidos, bajo un plástico sujeto con unos palos; más básico imposible, y para mi guía era su subida 69.

Por la mañana temprano, después de un buen café de Lombok y un nutritivo desayuno, nos pusimos en marcha y en 15 minutos estábamos al borde del cráter, que quita la respiración por la caída casi vertical y la belleza del lago, resplandeciente bajo la luz del amanecer.

Un buen rato en silencio admirando la belleza del entorno, nos dejó listos para emprender la bajada al lago, aunque yo no lograba ver por dónde podía descender el sendero, ya que la pendiente es muy pronunciada, pero Machi, el guía, me indicó que primero bajaríamos hacia el oeste, en dirección contraria a la cima, y que luego giraríamos al este.


La luna llena descendiendo
La precaución era permanente, porque un paso en falso podía ser fatal, sobre todo porque el rescate en una montaña como el Rinjani, muchas veces cubierta de nubes, es complicado, y más de una vez han tenido que bajar a la gente herida en camillas improvisadas, lo que me recordó mi ascenso al Kilimanjaro en 1996.

A añadir a la dificultad natural del sendero estaban los variados derrumbes de la época de lluvias, que en varios casos se habían llevado el sendero
(y a lo peor a algún senderista solitario, me comentó Machi).

Camino del campamento base
Las reparaciones, bastante precarias, como una barandilla de hierro tambaleante y unos sacos terreros que no estaban muy bien asentados, les habían quitado poca peligrosidad.

Por suerte el descenso terminó sin problemas, y al llegar al lago yo iba dando saltitos de alegría, sin saber que lo que me esperaba quizás no era tan peligroso, pero si mucho más incómodo.

Flores en Rinjani
El sendero que bordea el lago prácticamente no existe.

El nivel del agua sube y baja según la estación, y por lo tanto teníamos que ir agarrándonos a los arbustos al borde del agua, con el temor de que mis cámaras acabaran en el fondo.

Bastante gente pescaba en el lago, lleno de hermosas percas, pero está prohibido hacerlo desde barcas porque es parque nacional.
Después de media hora de precarios equilibrios, llegamos al campamento, en un precioso recodo del lago.

Sumbawa al amanecer
El último acto de equilibrismo fue atravesar el río que nace en el lago y desciende por sus valles, sin puente y con una cascada de unos 10 metros, y 2 opciones para cruzarlo, la primera descalzarse y luchar contra la corriente que intenta llevarte hacia la cascada, y la segunda, la mía, la de hacer de cabra montesa entre las rocas.

Por suerte llegué sin contratiempos.

En la cumbre
La pena es que la cultura indonesa no parece saber lo que es una papelera, porque el campamento estaba lleno de basura desperdigada, y lo mismo se puede decir de los baños, que en todos los campamentos estaban inutilizados, con lo que había que ir
"a cagar de campo".

Machi me comentó que en junio de 2006 triplican la cuota de entrada al parque para poder enviar rangers a los campamentos a controlar que la gente use las papeleras, aunque está claro que sin una educación al respecto poco se puede conseguir, porque en los senderos pasa lo mismo, y no van a poner un ranger por senderista.






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