domingo, 16 de marzo de 2008

DRAGONES EN KOMODO

NO ES UN VOLCAN SON NUBES
PALMERAS EN RINCA

ATARDECER EN KOMODO


LOS RANGER DE KOMODO



BARCO DE PERAMA




CIERVO ENANO





BUFALO


El proceso para vaciar una canoa de madera inundada desde el agua consiste en moverla lateralmente lo más rápido posible para que el agua vaya vaciándose, y una vez puedes subir a ella, achicar el resto del agua.

Es bastante complicado, aunque ellos deben estar acostumbrados y en pocos minutos el niño estaba de nuevo, empapado, en la canoa.

Paramos en un pueblo para que los ingleses renovaran sus existencias de alcohol, lo que pronosticaba una larga fiesta esa noche, y nos dirijimos a la isla Rinca, la segunda del parque nacional Komodo, que es más pequeña, con menos vegetación y tiene más dragones que la de Komodo, unos 1.300, por lo que es más fácil verlos en estado salvaje.

Después de la cena comenzó una timba de póquer, aunque yo preferí tumbarme a ver las estrellas, que en una noche sin luna brillaban tan cerca que casi podías tocarlas.

La Vía Láctea marcaba claramente su rasto blanquecino, y las constelaciones aparecían al revés de como estoy acostumbrado a verlas en el hemisferio norte.
Vi bastantes estrellas fugaces, así que mis lista de deseos ha crecido bastante.

Me levanté a las 6 a.m. para fotografiar un nuevo amanecer a la caza de sol, y en cubierta estaban todavía 3 de los ingleses, completamente borrachos, esperando que saliera el sol para irse a dormir la mona.

Nunca entenderé la obsesión de muchos ingleses por emborracharse, como si fuera el objetivo que les han marcado en la vida para no defraudar a sus compatriotas.

Desmayados más que dormidos sobre la cubierta, pude disfrutar por fin con tranquilidad de la aurora con los colores cambiantes y la isla de Rinca al fondo mientras navegábamos hacia ella.

A las 8 estábamos anclados en su pequeña bahía, con 2 barcos más de los de "lujo" que me dieron envidia, ¡porque tenían hasta sillas!.
Costó mucho trabajo despertar a los 2 ingleses que dormían prácticamente echados sobre el ancla, y yo pensaba cómo iban a hacer la caminata en esas condiciones, pero estaban tan ebrios que directamente se tiraron al agua y decidieron quedarse en el barco.

Nada más desembarcar nos encontramos con 2 dragones, supongo que, al igual que en la otra isla, "domesticados", y esta vez, cómo éramos sólo 6 personas en la caminata, teníamos sólo un guía, con un curioso nombre, Kashmir.

A pesar de que eran las 8h30 a.m el sol pegaba duro ya, y aunque caminamos más de 2 horas por la isla a la caza del dragón, nos tuvimos que conformar con la fugaz visión de 2 crías que salieron corriendo en cuanto nos oyeron.


Las vistas de las islas desde los cerros de Rinca era espectacular, y compensaba los sudores y la frustración de no haber visto dragones.

Ya íbamos de regreso al barco y un búfalo de agua en un pradera fue el único animal realmente salvaje que vimos en el día, y los 2 canadienses, con toda la insconsciencia de los 20 años, se pusieron a citarlo con sus camisetas al estilo torero.

Seguramente no sabían que en África hay más muertes por ataques de búfalos que de ningún otro animal.

Cuando fui en 1.996 a ver los gorilas de montaña en Zaire, el único riesgo que corrimos fue cuando nos encontramos de bruces en la jungla con un búfalo que cargó contra nosotros, y nunca olvidaré la cara de pánico del ranger al frente del grupo, que se suponía tenía que protegernos, que tiró su arma y escapó despavorido, cosa que el resto hicimos al instante.

Se salvó por los pelos, como demostraba luego un desgarrón en su impermeable y tuvimos que buscar el arma un buen rato, con el ojo puesto en la jungla por si volvía a aparecer el búfalo.

Hacía demasiado calor, y por eso quizás el búfalo miró a los canadienses con cara de desprecio y dio media vuelta.
Qué pena, podría haber sido una foto de esas que ganan concursos.

Regresamos al barco y pusimos rumbo a Flores, pero antes volvimos a parar para bucear en una islita, donde uno de los canadienses volvió a cometer una temeridad, ya que estábamos viendo como nadaba una serpiente de mar de más de un metro de largo, de color verde intenso, y no se le ocurrió otra cosa que cogerla por la cola y sacarla del agua.

Tuvo suerte de que no le mordiera, porque muchas serpientes de mar son tremendamente venenosas.

Ya sin más contratiempos llegamos a Labuan Bajo, el pueblo al Oeste de Flores que sirve de punto de la partida para los tours a Komodo y del ferry a Sumbawa.




No hay comentarios: