
El memorial en Cheoung Ek
En el hostal donde me alojaba, mientras ponían la película Killing Fields, los niños de la casa la miraban sin problema ninguno, y uno de unos 12 años bromeaba haciendo que lloraba, algo que en mi caso no era de broma, siempre que veo esta película se me parte el corazón.
A veces la mejor manera de olvidar el horror es bromear sobre él.
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