ópera de Shanghai
Con un intenso frío, unos 2 grados, tomé un autobús público desde el aeropuerto internacional de Pudong, que es inmenso y muy moderno, al centro.
Era el único blanco en el autobús, pero la diferencia entre los 20 yuanes que costaba el autobús y los 200 que me pedía el taxista me convencieron para empezar mi aventura china, que tampoco lo fue tanto, ya que en una hora estaba en el hostal.
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