El dragón y la perla
Miles de controladores de tráfico se pelean en los cruces a pitidos, gritos y aspavientos con los ciclistas, motoristas, y la especie más peligrosa, los que tienen unas bicis eléctricas, que silenciosamente pasan a centímetros de tí sin que te enteres.
Ya he tenido el honor de ser atropellado por una bici, eso sí, el señor me dijo "soly",
¡cómo no!.
También he circulado ya en bici por la noche, cuando la ciudad se calma y por unas pocas horas el ruido y el bullicio desaparecen.
Un paseo al amanecer por el río me deja boquiabierto, porque a pesar de la gélida temperatura, cientos de personas están desarrollando todo tipo de actividades físicas, unas tradicionales como volar cometas, hacer Tai-chi, jugar con diábolos, practicar con espadas y abanicos, otras extrañas como caminar de espalda, y otras más modernas que me hicieron sonreir, ya que estaban bailando cha-cha-chá, mambo, vals, rock, y tango, en un ejemplo de que los 2 mundos pueden convivir.
Ahora sólo falta que a alguien se le ocurra inventar el Tai-tango o el kara-rock.
Vista del Bund de noche
Shanghai acogerá en el 2010 una expo universal, y las autoridades están metidas en un carrera desbocada para desbancar a Hong Kong como centro financiero y de moda de Asia.
Ya se pueden ver por las calles chicas vestidas tan extravagantes como las japonesas, y al refrán tradicional
"no hay cosa viva que los cantoneses no puedan comer",
se ha añadido el apéndice "ni cosa que las shanghainesas no se puedan poner".
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