Dragones chinos en Kuching.
Kuching es el lugar perfecto como base de operaciones para visitar Sarawak, ya que tiene aeropuerto internacional, varias rutas de autobuses de largo recorrido y el río, punto de partida de barcos que llegan allí donde las carreteras no han podido con las impenetrables junglas de Borneo.
En Kuching se come de maravilla y muy barato, y cada día puedes saltar de país y gastronomía sin moverte de calle;
yo he estado en India, China, Corea y Thailandia en los 4 días que llevo en la ciudad.
Mi única concesión al mundo occidental fue tomarme un buen café, que me costó más que una comida, en uno de los muchos lugares enfocados al turista de nivel alto, ya que en Kuching hay varios hoteles de lujo como el Hilton, Crowne, Holiday Inn y centros comerciales donde te quedas helado, por el aire acondicionado y por los precios, tan o más altos que en Europa.
Mi única concesión al mundo occidental fue tomarme un buen café, que me costó más que una comida, en uno de los muchos lugares enfocados al turista de nivel alto, ya que en Kuching hay varios hoteles de lujo como el Hilton, Crowne, Holiday Inn y centros comerciales donde te quedas helado, por el aire acondicionado y por los precios, tan o más altos que en Europa.
La información al viajero es muy completa, tanto en las oficinas turísticas como en los hostales y diversos museos de la ciudad.
Lo que no visité fue el llamado Sarawak Cultural Village, que es una especie de Sarawaklandia donde se muestra la vida cotidiana de las diferentes etnias de Sarawak que incluso viven dentro del pueblo, en las tradicionales longhouses, literalmente "casas largas", viviendas comunales que en el pasado llegaron a tener hasta un kilómetro de largo.
Prefiero ir conociendo poco a poca la cultura de Borneo sin pasar por filtros turísticos.
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