martes, 4 de marzo de 2008

VISTAS DEL MERCADO






A las 8 en punto formaron las tropas, izaron la bandera, tocaron el himno, y abrieron la "puerta de la amistad" para cruzar el puente a Vietnam, nombre cuanto menos irónico porque en fecha tan reciente como 1979, China invadió Vietnam por este punto y arrasó la ciudad.

La frontera permaneció cerrada hasta 1993.

Parecía que los edificios de aduanas de ambos lados competían a ver cual era el más feo y mastodóntico, y el premio en mi opinión se lo llevó el chino.

En la parte vietnamita, 4 funcionarios se pasaban tu pasaporte, uno comprobaba el pasaporte, otro el formulario de salud, otro el de aduanas, y el último controlaba el escáner por el que tenías que pasar la mochila.

Mercado dominical en Bac Ha.
Belleza local
Lao Cai no tiene nada de interés, salvo que es el punto de partida o llegada de los trenes de Hanoi
(antes llegaban a Kunming, pero ya no funciona en el lado chino),
y donde se toman los buses para ir a Sa Pa, un pueblo de montaña construido por los franceses en 1930, escapando del calor en verano, y muy cerca de la montaña más alta de Vietnam, Fansipan, con 3.100 metros, que pensaba subir.

Se pasaron los franceses con la escapada, porque en invierno Sa Pa es una nevera, como comprobé nada más llegar.
El trekking a Fansipan tendrá que esperar a una mejor ocasión.

La carretera de Lao Cai a Sa Pa es preciosa, en ascenso contínuo y pasando valles y laderas aterrazadas con diversas plantaciones.
En la última parte del recorrido la niebla cubrió todo con un espeso manto, y fue la última vez que ví el valle en 3 días.

Sa Pa ofrecía una imagen gris por la llovizna, y la única nota de color eran las señoras vestidas con ropas tradicionales, tocados multicolores, ¡ y sandalias !
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Mercado dominical en Bac Ha. Perros
A pesar del frío, en los hoteles no tienen calefacción, y a unos chicos que se quejaban en el hotel en que me alojé, el Cat-Cat, les ofrecieron un calefactor por el mismo precio que la habitación, 4 €; la de recepción les decía que la electricidad era muy cara.
Para "cara", la de ellos.

El mercado dominical de Bac Ha, a unas 3 horas de Sa Pa, es realmente una maravilla, un mercado real, no diseñado para turistas, aunque ahora empiecen a vender productos para ellos ya que el número de visitantes es grande.

Mercado dominical en Bac Ha.
Arados de madera
La gente baja de las montañas para el mercado, las muchachas se encuentran con su pretendientes, y se intercambian y venden todo tipo de productos.

En él puedes ver al herrero arreglando herramientas con una forja rudimentaria, al carpintero vendiendo arados ¡de madera! en pleno siglo XXI, y se comercia con todo tipo de animales, desde búfalos de agua hasta perros.

Mercado dominical en Bac Ha.
Paseando el cerdo
El guía insistía, sin demasiado convencimiento, en que los perros eran para guardar las casas, pero por la manera en que los trataban no parecía que ese fuera su destino, si no más bien la cazuela.

En el mercado conocí, casualidades de la vida, a Isabelle, una francesa que vive en Cusco, Perú, y que tiene amigos en La Coruña.
Para completar la casualidad, conoce bien a una amiga mía de Arequipa, Perú.

Después de comer fuimos a hacer un mini-trekking por las colinas, y visitamos una familia que estaba haciendo licor de maíz.

Me invitaron a probarlo y era como una bomba, menos mal que había comido bien.

La casa era muy básica y comparten espacio con los animales, excepto los cerdos, que estaban retozando alegremente en el barro en su cochiquera.

Bac Ha.
Mascando caña de azúcar

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