martes, 4 de marzo de 2008

fabrica de tallarines y bandera vietnamita





Puede que el Mekong sea un río en el sentido geográfico de la palabra, pero mi estancia de 3 días en el entorno de sus aguas, en las que he navegado en 10 barcos diferentes, me ha dejado muy claro que la geografía es una ínfima parte de lo que significa el Mekong para sus habitantes.


El Mekong es uno de los ríos más largos de Asia, con 4909 km de longitud.

Nace en el Himalaya, y después de cruzar el Tibet,
pasa por China,
Myanmar,
Tailandia,
Laos,
Camboya
y Vietnam,
donde desemboca creando uno de los deltas más grandes del mundo.


Mercado flotante en el delta.

Aunque parezca increíble en la época de los satélites, sus fuentes siguen siendo fuente (nunca mejor dicho) de polémica.


Para los chinos está en las montañas Jifu a 5.200 metros sobre el nivel del mar, y en cambio el aventurero francés Michel Peissel la situó en el paso Rupsa-La, a 4.975 metros.

Lo cuenta en un buen libro que os recomiendo,

Los últimos Bárbaros.


La mitad de su recorrido es por China y Tibet, donde es llamado Dza Chu en tibetano, y Lancang en chino, que significa el río turbulento, ya que recorre profundas gargantas y desciende muy rápido, tanto que cuando abandona China está a una altitud de sólo 500 metros.

Durante los 200 km siguientes forma la frontera entre Myanmar y Tailandia, y en el famoso Triángulo Del Oro encuentra a su tributario, el río Ruak.

Aquí comienza el bajo Mekong.

Una piña recién cortada

El Mekong crea una nueva frontera entre Laos y Tailandia, y luego entra en Laos, donde es conocido como el Menam Khong.

Se va ensanchando cada vez más, y una vez pasa Luang Prabang en Laos, llega a alcanzar 4 km de ancho y 100 m de profundidad en la época de lluvias.


Vuelve a definir la frontera Laos-Tailandia cerca de Vientiane, entra de nuevo en Laos y forma las cataratas Khone cerca de la frontera con Camboya.

En Camboya se le llama Mékôngk o Tonle Thom (río grande).

Cerca de Phnom Penh confluye con el Tonle Sap, el tributario principal en Camboya.

Después de Phnom Penh se divide en el Bassac y el Mekong propiamente dicho, que desembocan al sur de Saigón (Ho Chi Minh Cit) formando el delta que supone la despensa de arroz de Vietnam.

barcas en el delta

En Vietnam se le llama Song Long (río grande), Cú Long (río nueve dragones) o Mê Kông.

Cerca de 100 millones de personas viven en sus orillas.


Esta larga, casi tanto como el río, introducción os la hago para que imagineis lo que significa vivir en sus riberas.


Cuando llega la temporada de lluvias, el nivel del río puede subir hasta 3 metros, y por ello muchas casas son flotantes.

Las que no, están construídas como palafitos, o tienen 2 plantas para mudarse a la planta superior.

Eso sí, todas con televisión, según Thin el mejor método de control de natalidad.


casas palafitos, con televisión

Esto puede cambiar dramáticamente en el futuro, y no para bien, porque en todos los países por donde atraviesa el río se han construído o hay proyectos para construir pantanos para generar energía y controla su caudal.


Vietnam necesita el Mekong para sobrevivir, el río es el hogar, las carreteras, la despensa, el mercado, y todo hay que decirlo, el basurero de muchos millones de vietnamitas.


Ferry para cruzar el río

El viaje me llevó primero en lancha rápida desde Saigón, por el río del mismo nombre, unas 2 horas hasta su confluencia con el Mekong.


En la primera parte del recorrido nos cruzamos con cientos de barcazas tan cargadas de arena que el agua estaba a pocos centímetros de la borda superior con el consiguiente riesgo de hundimiento.


Otras iban cargadas de bambú para los andamios de construcción, y muchas con frutas y vegetales para los mercados de Saigón.


La pitón de bufanda

Todos los barcos llevan algo similar a 2 ojos pintados en la proa, dicen que para asustar a los demonios del río.


Muchos barcos navegan de noche sin ningún tipo de luz, y los ojos pintados sirven para hacerlos visibles.


Lo cierto es que si no hay Dios del río, algo debe protegerlos, porque las condiciones de la mayoría de los barcos, el intenso tráfico, y los obstáculos flotantes hacen casi tan peligroso navegar por el Mekong como circular por las calles de Saigón.


Fábrica de tallarines de arroz

En My Tho cambiamos la lancha rápida por una barcaza de madera donde cabíamos justito las 16 personas del grupo con los equipajes, ya que varios continuábamos viaje a Camboya.


La barcaza nos llevó lentamente por los tranquilos y estrechos canales, esquivando las enormes hojas de las palmeras plantadas en sus orillas para detener la erosión.


Al cruzarnos con otras barcazas invariablemente chocábamos con ellas, tan estrecho era el canal.


La pena es que no se podía escuchar apenas a los pájaros, porque las barcazas llevan el motor descubierto, la mayoría son motores de camión reconvertidos y muy ruidosos.


Visitamos una fábrica artesanal de dulces de coco, absolutamente deliciosos, y nos invitaron a un té endulzado con miel de abejas que sacaban directamente de las colmenas.

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