lunes, 3 de marzo de 2008

POBLADO MONG





Idoia y Mikel
Las lanchas rápidas son para auténticos kamikazes, y aunque la gente va con casco, dudo que en caso de accidente sirvan para algo.

Además de nuestro grupo de 12, subieron otros 12 laosianos, a lo que había que añadir las mochilas, 2 bicicletas y unas cuantas mercancías.

Con la barca claramente sobrecargada comenzamos a remontar el río, y al llegar a una zona de rápidos que no pudimos pasar, tuvimos que bajar y caminar media hora por la ribera bajo la curiosa mirada de los paisanos que se preguntaban qué hacíamos allí.

CARLOS EL VAGAMUNDOS
Curiosamente sólo lo hicimos los "falangs", el término con el que nos llaman a todos los extranjeros, derivado de "foreigner".

Abordamos de nuevo la barca y en media hora llegamos a Muang Ngoi, que es un pueblo con decenas de hostales/cabañas sobre el río, idénticas y de idéntico precio, 1 euro por cabaña para 2 personas, aunque como dicen por aquí, "same same but different", porque algunas tenían variados visitantes nocturnos, como descubrieron varios del grupo.

Poblado Mong
Prácticamente todas las familias tienen un hostal/restaurante, pero son tan pequeños que nos tuvimos que desperdigar en varios.

La mía tenía un elemento muy importante, un porche con hamaca donde poder reflexionar sobre "el efecto combinado del precio del barril de petróleo Brent sobre los tipos de interés a largo plazo, el deficit presupuestario, la inflación y su P.M". ;-)

Después de un intenso día de no hacer nada, al atardecer fuimos a visitar unas cuevas que habían utilizado en el pueblo para refugiarse durante la guerra de Indochina, trabajando de noche en los arrozales.

La cueva tiene 2 niveles, uno con una inmensa superficie y el otro con un río interior donde nos dimos un baño refrescante.

Al regreso al pueblo preparamos nuestra expedición del día siguiente en tubing, ese nuevo deporte que arrasa entre los viajeros perezosos y cerveceros, aunque en Muang Ngoi no están tan desarrollados como en Viang Vieng y la cerveza brillaba por su ausencia.

Poblado Mong
En 2 barcas metimos los 12 neumáticos de tractor, y fuimos río arriba durante una hora.

Nos depositaron en una playa de arena donde había cientos de mariposas, blancas y amarillas, revoloteando.

Subimos a nuestros neumáticos y empezamos el descenso del río por rápidos de grado 0.

Tan suave era la corriente que a veces teníamos que remar con los brazos; desde el aire debíamos parecer fichas de damas negras con nuestros donuts gigantes.

Este deporte es perfecto para los que nos gusta charlar, ya que puedes tener conversaciones vis a vis, hacer grupitos juntando los neumáticos, y con un par de brazadas cambias de escenario.

Todos estábamos viajando entre 6 meses y 1 año, pero las motivaciones para viajar eran tan diferentes como las personas que estaban allí.

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